Está bueno tener algo/alguien seguro, fijo, estable, y presente cuando uno lo necesite o no. Pero está más bueno valorarlo, demostrar que importa y no subestimarlo o desvalorizarlo porque el día de mañana es muy probable que ya no esté. El problema surge en el momento pre-pérdida, donde te das cuenta que no le diste el valor que requería y tenía, que no aprovechaste mientras estaba ahí, que lo trataste como algo más cuando lo tendrías que haber tratado especialmente.
Duele más cuando uno no lo hace a propósito. Lo hecho, hecho está. Y lo dicho también. Uno es esclavo de sus palabras y dueño de su silencio. Así como es esclavo de sus actos y dueño de sus pensamientos.
UNO NO VALORA LO QUE TIENE HASTA QUE LO PIERDE
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